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domingo, 13 de septiembre de 2015

MI ADORADA TIERRA






Verdes prados se extienden en todas direcciones
mariposas volando
y grillos invisibles que se hacen notar
con su canto continuo.

Las vacas en los prados paciendo silenciosas
algún perro ladrando, algún hombre gritando
a la yunta de bueyes.

Senderos que se pierden entre los verdes prados
o que desaparecen al llegar a una aldea
reapareciendo luego, un poco más allá…

 En los bordes zarzales cubiertos de razimos
de moras que relucen, incitando al que pasa 

Por un sendero de estos camina una muchacha
despacio y en silencio, apenas se distingue
del ambiente sereno de aquel bello lugar.

Al borde del abismo del gran acantilado
se sienta comedida  y se deja acunar
por la brisa  marina que juega con sus trenzas.

El sol de la mañana la acaricia con mimo
el ruido de las olas la invita a meditar.

Allá en el horizonte un barquito navega
con velas desplegadas,
hacia el Nordeste va.

Se siente la cuitada muy fuertemente atada
a los campos tan tiernos
al mar embravecido
a la luz del lugar
a los ruidos comunes que surgen del conjunto
el fragor de las olas
el mugir de las vacas
el correr del riachuelo
las voces del labriego
y el ladrar de un can.

Y piensa con tristeza 
en el mañana próximo
que la verá partir para tierras distintas
con otros ruidos, con otra luz
con otra gente que no la entenderá
.
Los pies sobre la tierra que acompaño en su día
su venida a este mundo
la tierra de sus padres, la que los vio crecer
la tierra de todos, de todos sus ancestros
la tierra que la ata con lazos invisibles
pero mucho más fuertes que el acero templado
La mitad de su vida daría por quedarse
por poder instalarse para siempre en ella.
pero no ve la forma de hacerlo sin penar

Esta tierra querida
no tiene para ella ni un humilde rincón
no hay alternativa por que poder optar.
……………………..
Mira otra vez el cielo
mira el verde horizonte
se le escapa una lágrima
y un sollozo quizás

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